Creados y distribuidos como ciudades, los zoológicos son espacios artificiales y reducidos a los que los animales deben adaptarse forzosamente. En la mayoría de los casos, este estrés les lleva a una grave pérdida de identidad por tener todas sus necesidades básicas cubiertas, haciéndoles perder la filiación y sus instintos más básicos que derivan en comportamientos anormales o autodestructivos.