Frula
Futos llegó a Frula en 1958 desde Ágreda, un pueblo de la provincia de Soria. Tal y como él nos cuenta, “cuando vine aquí estaba todo menos el agua y la luz, pero ya estaban en ello. Cuando llegamos habían unas pocas familias (…) Los principios fueron duros, jodidos. A los que les tocaron mal lote lo pasaron mal, muchos se fueron, las cosas como son, porque la tierra en ese momento no daba. Para que la tierra produjera tuvieron que pasar años. (…) En aquel momento con 10 hectáreas y algunos animales, daba para todo. (…) Se empieza a ver el cambio con la entrada en la Unión Europea, con las subvenciones, el mercado libre y la modernización, en los años 80. Mucha de la gente de la tierra ya no vive, con el lote ya no da, necesitas muchas hectáreas. Ahora es gracias a las grandes granjas de cerdos, de terneros o gallinas con lo que la gente vive (…) Necesitas de entre 150 a 200 hectáreas para poder sacar rendimiento. Y no dedicarse solo a la tierra, tener entre 2000 y 4000 tocinos o tener maquinaria para sembrar, empacar, rastrillar (…) Ahora se valora el tiempo, se va con mucha prisa. Antes no se valoraba el tiempo, se convivía de otra forma, nos ayudábamos mucho. Quedamos muy pocos de los primeros.“