Allí donde el silencio levanta una sospecha y el vacío es un síntoma de vida pasada, Eduardo Nave acude a solas para auscultar la memoria del paisaje. En la serie SOLO VOL. IV, Nave decide traspasar las barreras históricas de la antigua cárcel de Segovia para registrar el estado anímico del espacio y aproximarnos a la experiencia de la escucha.
La finalidad de las prisiones ha ido cambiando a través del tiempo y concretamente la cárcel de Segovia, hoy transformada en un centro cultural, almacena en su memoria el paso de numerosas historias. Fue un enclave de la represión franquista y entre sus episodios más populares destaca la fuga masiva de presos de ETA en 1976. Una vez abandonadas sus naves, también ha sido escenario de rodaje de diversos sucesos cinematográficos y series de televisión.
El vacío del viejo penitenciario es un recurso acústico esencial no solo para la apreciación de ecos procedentes de un pasado, sino también para la reconstrucción mental de relatos. El contexto invita a la especulación real o imaginaria de una condena, propiciando una atmósfera trágica en su incógnita. En la génesis de las cárceles estribaba la necesidad de mantener en secreto el tratamiento de la delincuencia. Son lugares que naturalmente motivaban el disimulo, la astucia y la penitencia, pero también focos de resistencia humana por donde circuló la palabra libertad. La auscultación del edificio es el procedimiento habitual que Nave emplea para ir en busca de estados psíquicos y emocionales. El acto de capturar cada imagen ha residido en la escucha en solitario de la antigua cárcel de Segovia y éste ha sido el resultado
Mireia A. Puigventós