"Tierra Callada" es una reflexión sobre el mutismo y la mutilación que parte de la vulneración de la relación vital entre el hombre y su entorno natural. Es un retrato de la ausencia de vida como reclamo de atención y cuidado hacia el ecosistema. Pero sobre todo, es un viaje por el universo del silencio y la fragilidad que le rodea.
Se explora la identidad del paisaje marcado por un hecho trágico. Asomarse a aquellos lugares que han sido testimonio de un acontecimiento dramático buscando la cicatriz escondida, la huella invisible. Algo sobreviene detrás de una apariencia de normalidad como un enigma sin resolver. La quietud de un bosque quemado deviene en inquietud, en una forma de incertidumbre, de interrogación. Una lindeza estremecedora encubre el horror y la catástrofe. Lo que reemplaza al desastre es la imagen de un mutismo habitado, un balbuceo de palabras, murmullos, susurros…
Un rayo de sol atraviesa la columna de árboles carbonizados y una hiedra trepa por un tronco. Lo que sucede en la foto nos sitúa en un lugar fronterizo entre la vida y la muerte, la insonoridad y el ruido, la conmoción y el sosiego. La identidad del paisaje también se encuentra en el límite de su definición, entre lo espectral y lo real. La confluencia de sentimientos opuestos y la contradicción de conceptos, marcan una delgada línea donde se ubica la mirada y comienza la reflexión. Las imágenes se captan en el momento posterior al clímax, cuando las llamas han arrasado los bosques y no queda ningún vestigio de vida aparente. Desde este punto de vista se comienza a construir un relato sobre la fragilidad.
Mireia A. Puigventós