"Nacen antes de la semana 37 de gestación y pesan entre 500 y 900 gramos. Pero se aferran a la vida con unas fuerzas descomunales. La existencia de estos bebés se gana en gramos.
Cuando los médicos explican a los padres que tienen un hijo prematuro, nunca están preparados para el impacto emocional de algo tan sumamente pequeñito y conectado a un montón de monitores.
Los progenitores se aferran a escuchar las palabras del médico -ya se pueden ir a casa-"